Llevo 6 años cuidando a mi madre con Alzheimer.
Es duro, muy duro.
Antes estuve cuidando a mi padre con párkinson degenerativo durante 5 años.
Me vengo abajo muchas veces. Pienso que no voy a poder, que ya no tengo fuerzas para seguir haciéndolo.
Luego, cuando me da un abrazo y muchos besos sin saber quién soy, pienso que ese es el amor verdadero.
Ama sin saber a quién, solo porque algunas veces se da cuenta que siempre estoy ahí. A eso me agarro y sigo. No sé cuánto podré, pero sigo.